lunes, 27 de octubre de 2014

JEAN PAUL SARTRE Y EL EXISTENCIALISMO

JEAN PAUL SARTRE Y EL EXISTENCIALISMO

(París, 1905-id., 1980) Filósofo y escritor francés. Precoz lector de los clásicos franceses, en 1915 ingresó en el liceo Henri IV de París y conoció a Paul Nizan, con quien inició una estrecha amistad. Al año siguiente, el segundo matrimonio de su madre (considerado por Jean-Paul como «una traición») lo obligó a trasladarse a La Rochelle; hasta 1920 no regresó a París. En 1924 inició sus estudios universitarios en la École Normale Supérieure, donde conoció a Simone de Beauvoir, con quien estableció una relación que duraría toda su vida.


Movimiento filosófico del siglo XX que pone en la existencia el centro de toda la reflexión filosófica.
      Cuando los filósofos que se incluyen en este movimiento reivindican la reflexión sobre la existencia como el tema filosófico fundamental no se refieren a la existencia como categoría abstracta, ni a la existencia de las cosas o realidades no humanas, se refieren a la existencia humana concreta. Y en su tratamiento de esta existencia emplean dos estrategias:
  • como método filosófico, rehuyen el pensamiento especulativo, la construcción de teorías filosóficas a partir de puros conceptos, y prefieren el método fenomenológico, entendido básicamente como fidelidad absoluta a lo dado, a lo realmente experimentado, como descripción de lo que se ofrece inmediatamente en la esfera de la vida; su actitud contraria a los enfoques abstractos de lo humano les lleva también a criticar el uso de la razón matematizante para la comprensión de la realidad humana, y por lo tanto a recelar de la ciencia y de la técnica;
  • en cuanto a las facetas fundamentales de la existencia objeto de su interés, atienden básicamente a la dimensión de la finitud en el mundo humano: la temporalidad, la muerte, la culpa, la fragilidad de la existencia, la responsabilidad, el compromiso, la autenticidad, la subjetividad, la libertad,...

 El existencialismo comienza en el período de entre guerras y tiene su máximo momento de esplendor tras la segunda guerra mundial, particularmente en Francia. Es habitual señalar a Søren Kierkegaard (1813-1855) como un precursor de esta corriente; el propio Jean-Paul Sartre(1905-1980), en su obra “El existencialismo es un humanismo”, destaca dos versiones en este movimiento:
  • el existencialismo católico: Karl Jaspers (1883-1969) y Gabriel Marcel (1889-1973);
  • el existencialismo ateo: en donde sitúa a Martin Heidegger (1889-1976) y a su propia filosofía. 
      En la citada obra, Sartre atribuye a su versión del existencialismo los siguientes rasgos:
1.Tesis fundamental: es un ateísmo consecuente; puesto que Dios no existe, no existe la naturaleza humana; el hombre no tiene esencia o naturaleza, es lo que él mismo se ha hecho; en el la existencia precede a la esencia.
2. El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente: lo que mueve a las personas son sus proyectos, su preocupación por la realización de su ser; pero estos proyectos y los ideales involucrados en ellos, no existen previamente a su decisión de realizar los, no están trazados previamente por un destino, una naturaleza o una tabla de valores objetivos.
3. El hombre es responsable de sí mismo y de todos los hombres: somos responsables de nosotros mismos porque lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un destino divino, ni de una circunstancia social, ni de una predisposición biológica o natural; pero somos también responsables de los demás porque al elegir unos valores, elegimos una imagen del hombre tal y como debe ser; “nuestra acción compromete a la humanidad entera”.
4. La libertad humana trae consigo los sentimientos de angustia, desamparo y desesperación. Angustia ante el hecho de que es uno mismo el responsable de sí mismo y de los demás; desamparo porque la elección se hace en soledad, no existe una tabla de valores en la que apoyarse, ni ningún signo que nos indique la conducta a seguir, es preciso inventarse la moral; y desesperación porque no es posible un control completo de la realidad en la realización del proyecto, porque siempre hay que contar con factores imprevistos, con la posibilidad de que se truequen nuestras buenas intenciones en malos efectos.
5. Es una doctrina de la acción, contraria al quietismo: para el existencialismo sólo hay realidad en la acción, el hombre existe en la medida en que se realiza, es el conjunto de sus actos y nada más. Este pensamiento tiene dos caras: por un lado es duro para aquellas personas descontentas con lo que son, para los que no han triunfado en la vida; estas personas pueden engañarse diciendo que en realidad el conjunto de sus actos no muestra su auténtica valía, diciendo que hay en ellos capacidades, talentos o disposiciones desaprovechadas, que el mundo les ha impedido dar de sí todo lo que realmente son. Pero, por otro lado, esta doctrina es optimista pues declara que el destino de cada uno de nosotros está en nuestra mano y nos predispone a la acción, a no vivir de sueños, de esperanzas, a dejar de lado nuestra miseria y realizar nuestro proyecto: el héroe no nace héroe, se hace héroe; si se es cobarde es como consecuencia de una decisión, no porque fisiológicamente o socialmente se esté predispuesto para ello; el cobarde se hace cobarde, pero hay siempre para el cobarde una posibilidad de no ser por más tiempo  cobarde, como para el héroe la de dejar de ser héroe.
6. Es una doctrina que reivindica la inter subjetividad: aunque parte del cigoto como la verdad indudable, no defiende el aislamiento de la subjetividad, pues considera que sólo en el trato con el otro, en el reconocimiento que el otro hace de nuestro ser, en la presencia de su mirada, sólo así nos hacemos conscientes de nuestro propio ser, de nuestra propia realidad.
7. Frente a la noción de “naturaleza humana” defiende la existencia de la “condición humana”: aunque no existe una esencia común a todos los hombres, Sartre cree que sí se puede hablar de ciertos rasgos formales y universales que permiten la identificación de la humanidad como un todo y el reconocimiento y comprensión del proyecto de cada individuo y de cada cultura; la libertad, la indigencia de la existencia, la sociabilidad, son estructuras antropológicas que desvelan la condición humana.
8. Es una doctrina que permite el compromiso moral y la crítica de la conducta inauténtica: aunque los valores se inventan, no todos tienen el mismo valor, pues algunas elecciones están fundadas en el error y otras en la verdad; la conducta de mala fe, por ejemplo, se basa en el error, en el error de excusarse en las pasiones, en el determinismo, en el destino, o el error de declarar ciertos valores como existentes de modo objetivo e independiente de mi voluntad. La actitud auténtica es la de buena fe, la de aquél que asume la responsabilidad completa de su acción y situación, la de aquél que tiene como lema moral la realización de la libertad propia y ajena.
9. Para el existencialismo el mundo, la vida, no tiene un sentido a priori: declara que Dios no existe, por lo que la vida misma carece de sentido; sólo se puede hablar del sentido que cada uno le da, de los valores que cada uno inventa.
10. El existencialismo es un humanismo: pero no un humanismo que valore a la humanidad por la excelencia de alguno de sus miembros, ni por la supuesta bondad de la humanidad en su conjunto; es un humanismo por declarar que no hay otro legislador que el hombre mismo, por afirmar la libertad y la necesidad de trascender la situación, de superarse a sí mismo, por reivindicar el ámbito de lo humano como el único ámbito al que el hombre pertenece.
libros:
el existencialismo
el ser y la nada
el muro
la nausea

lunes, 20 de octubre de 2014

Benedetto Croce y la estetica

BENEDETTO CROCE

El Breviario de Estética fue escrito por Benedetto Croce en 1912 como lecciones conmemorativas de la inauguración del Rice Institute (Houston). En él, Croce compila sus ideas, en sus propios términos, "con mayor coherencia y perspicacia" que en su "Estética". Se trata de cuatro lecciones ("¿Qué es el arte?", "Prejuicios en torno al arte", "El lugar del arte en la historia y en el espíritu humano" y una cuarta, "La crítica y la Historia del Arte. Inicio, carácter y períodos de la Historia de la Estética. El carácter de totalidad de la expresión estética") a las que se añade un apéndice: "Las dos ciencias mundanas de la estética y la económica". En ellas expone su tesis conocida de que el arte es intuición, cuya coherencia y unidad le viene dada por el sentimiento, y no es un hecho físico, ni un acto utilitario, ni un acto moral, ni tiene carácter de conocimiento conceptual, ni es mito. Asimismo, se enfrenta a los formalistas y a los contenidistas, sosteniendo que sólo es artística la unidad viva de contenido y arte, e igualmente subraya su tesis de la superioridad de lo bello natural sobre lo bello artístico, conforme a su neohegelianismo, y expone sus opiniones sobre la crítica de arte: el crítico comophilosophus additus artifici, así como sobre el nacimiento de la estética como disciplina filosófica y su parentesco con el nacimiento de la filosofía moderna. Hay un par de errores en la edición del Breviario: en lugar de Baumgarten aparece Braumgarten, en las pp. 129 y 228, , así como "deba" en lugar de "daba" en la p. 163.
Aesthetica in nuce es una obra de 1928 y fue escrita para una nueva edición de la Enciclopedia Británica, donde se incluye en la voz Aesthetics. Traducido al inglés por Collingwood, en 12 lecciones muy breves vuelve sobre las ideas fundamentales desarrolladas en el Breviario, aunque algunos consideran que da un paso adelante, conformando el tercer momento de la estética croceana: el arte como intuición pura. En ella, entre otras cosas, hace un breve esbozo de la historia de la estética. El traductor ha tratado de ser lo más fiel posible al original, y en su introducción critica algunas de las traducciones en las que anteriormente se ha vertido esta obra al español. Hay que reconocer su mérito, pues la obra ha recobrado el frescor del texto original. Un pequeño error más, el "Shiller" de la p. 184.

BIOGRAFIA

(Pescasseroli, 1866 - Nápoles, 1952) Filósofo, historiador y crítico literario italiano cuya obra ha ejercido considerable influencia, sobre todo en los campos de la estética y de la historia. Cursó sus primeros estudios en un colegio barnabita de Nápoles, donde estudiaban los hijos de la alta sociedad napolitana. A los 17 años perdió a sus padres y a una hermana, víctimas de un terremoto. Trasladado a Roma, el nuevo ambiente y la compañía de su primo Silvio Spaventa lograron levantar su estado de ánimo.

Lo que despertó su interés por la filosofía fue la Scienza nuova de Vico, suscitando en su mente el problema de las relaciones entre el arte y la historia: La storia ridotta sotto il concetto generale dell'arte y La critica letteraria. Por influjo de Labariola, que se había pasado al marxismo, escribió entre 1895 y 1900 Materilismo storico ed económico marxista. La elaboración de un sistema filosófico propiamente dicho data de la primera década del siglo. Se trata de un sistema de orientación idealista en cuatro vertientes: la estética (Estética come scienza dell'espressione e linguistica generale), la lógica (La logica come scienza del concetto puro), la economía y la ética (Filosofia della pratica económica ed ética), publicados entre 1902 y 1909.

En 1903 fundó la revista La critica, en la que colaboró algunos años C. A. Gentile, y que fue el medio de expresión del pensamiento de Croce. Fue nombrado senador, pero con la llegada del fascismo renunció a todo puesto de responsabilidad pública, convirtiéndose en el guía moral del antifascismo a partir de 1925. A finales de 1924 rompió su amistad con Gentile, precisamente por diferencias políticas. Al caer el fascismo volvió a la vida política, trabajando en la reconstrucción del partido liberal. En 1948 se retiró a la tranquilidad de sus estudios en Nápoles.

El pensamiento de Croce

Si bien es cierto que el idealismo de Croce procede de la dialéctica hegeliana, se presenta como una reforma de la misma, colocando en lugar de la noción deoposición la de distinción

Entre las cuatro formas del espíritu no existe oposición, sino que ellas se distinguen recíprocamente a partir de una doble diferencia: entre el dominio teórico y el dominio práctico por un lado, y entre lo particular y lo universal por otro.

El principio fundamental de su filosofía es que la actividad espiritual (mental) constituye la realidad absoluta. 

El hombre no posee nada más que la experiencia inmanente de su espíritu. 
No existe mundo objetivo fuera de la conciencia subjetiva que posee la mente de su propia actividad, que adopta dos formas: una intelectual y otra práctica. 
La actividad intelectual se divide a su vez en intuición (arte) y abstracción (filosofía); la actividad práctica de la mente se divide por su parte en economía y ética.
El arte es conocimiento de lo particular y la lógica de lo universal; la economía es involución de lo particular, y la moral de lo universal. Bajo el término de "economía", tan frecuente en Croce, hay que entender no sólo la economía en sentido específico, sino también todas las actividades humanas encaminadas a un resultado práctico, siguiendo la interpretación pragmática del conocimiento tan extendida en el pensamiento europeo y americano de principios de siglo.

En el sistema de Croce, a diferencia del de Hegel, no aparecen ni la naturaleza ni la religión, y la lógica es considerada dentro de la filosofía del espíritu. La noción de naturaleza es entendida como una ficción práctica, fruto de la actitud económica hacia el mundo. A la religión no le reconoce autonomía: la considera un conjunto de motivos poéticos, filosóficos y morales.
Se evidencian así las dos vertientes del riguroso inmanentismo de Croce, expresado primero con la fórmula idealismo absoluto (la única realidad es el espíritu), y, a partir de los años veinte, con la fórmulahistoricismo absoluto, según el cual la vida y la realidad son historia y nada más que historia. El objeto de la historia es el espíritu humano con sus manifestaciones concretas en el campo del arte, la filosofía, la economía y la ética. La historia constituye, por tanto, el más pleno desarrollo de la búsqueda de la verdad por el hombre, absorbe a la filosofía y se identifica con ella.
La estética es el tema dentro de la filosofía de Croce que ha conocido mayor resonancia. Croce reivindica la absoluta autonomía del arte respecto a cualquier otra actividad humana. El arte es intuición lírica, absolutamente desinteresada y autosuficiente. Es una síntesis entre un contenido de carácter sentimental y una forma de carácter intuitivo. La intuición artística forma un todo con la propia expresión, de ahí la identificación de la estética con una especie delingüística general.
La actividad crítica literaria de Croce influyó profundamente en la cultura italiana de la primera mitad de siglo, pero está marcada por una contradicción entre sus propias posiciones teóricas generales y su gusto personal de orientación clasicista, que le llevó a sobrevalorar a autores como Carducci y a marginar significativas expresiones literarias del siglo XX. Todo ello termina por devaluar su trabajo como crítico literario.
La lógica o filosofía indaga los conceptos puros, o auténticamente universales, frente a los pseudoconceptos propios de las ciencias; y tales son las cuatro formas del espíritu. Pero las cuatro categorías: lo bello, lo verdadero, lo útil y lo bueno, sirven para calificar la realidad, funcionando como los criterios de todo juicio histórico. La filosofía desemboca así en unametodología de la historiografía. Croce critica las pretensiones metafísicas de la filosofía, cayendo también en este punto en una contradicción con su reivindicación del idealismo, primero, y del historicismo después.

Dado que para él la historia es la única realidad, el conocimiento histórico será también el único conocimiento dotado de validez teorética. Aparte del conocer histórico está también el actuar histórico, que se desarrolla a través de conflictos provocados en la esfera de lo económico, así como en la esfera de las idealidades morales. Pero en el desarrollo histórico existe también una racionalidad inmanente: la historia humana es siempre historia de la libertad, a pesar de que a veces se eclipse. Se trata de una concepción fundamentalmente hegeliana que en Croce se explica por la necesidad de hacer frente al fascismo.



martes, 14 de octubre de 2014

GIOVANNI GENTILE PENSAMIENTO PEDAGOGICO

https://es.scribd.com/doc/36193218/ANTOLOGIA-FILOSOFIA-DE-LA-EDUCACION-II-universidad-vizcaya

Giovanni Gentile


Castelvetrano, 1875 - Florencia, 1944) Filósofo y escritor italiano. Terminó sus estudios de Filosofía en 1897 y entró inmediatamente en la enseñanza; profesor universitario desde 1906. Ésta es también la fecha del comienzo de su colaboración y amistad con Benedetto Croce, que acababa de fundar La Critica. En 1917 se instala en Roma, donde su actividad de sabio profesor se vio casi suplantada por otra fuerte pasión: la política. Desde 1920 Mussolini recurrió a la competencia de Gentile y le nombró ministro de Instrucción Pública (1922).
A su paso por el gobierno se debe una de las más radicales reformas de la enseñanza, fundada en una nueva orientación de los estudios y no en una modificación de los reglamentos administrativos. Gentile fue nombrado senador en 1925, y creó diversos organismos de cultura que dirigió o presidió, en tanto iba acumulando honores. Al caer el régimen se mantuvo fiel al mismo, y una vez restaurado apoyó el gobierno republicano del cual aceptó algunos cargos, pero su Discurso a los italianos, pronunciado el 24 de junio de 1943 en el Capitolio, le creó enemigos aun en su propio campo, y casi un año después cayó asesinado por un desconocido a la puerta de su casa.

Autor fecundo, Gentile fue ante todo un filósofo. Partió de la reforma de la dialéctica hegeliana, la cual, según sus propias palabras significaba la aceptación de este concepto fundamental: la historia se identifica con el pensamiento actuante o con la filosofía; por este camino desembocó en su doctrina del "actualismo", que expuso en su obra Teoría general del espíritu como acto puro (1916), dedicada a Croce.
En esta época, graves divergencias ya habían separado a los dos amigos en el terreno filosófico, a pesar de su común aversión por el positivismo y el empirismo. Gentile tendía a aproximarse a G. B. Vico y alcanzaba progresivamente el desarrollo final de su doctrina en el tratado de Lógica: Sistema de lógica como teoría del conocimiento (1917-23) y luego en el tratado de Estética: La filosofía del arte (1931). Aparte sus numerosas obras, dirigió la edición de varios autores (Bruno, Spinoza, etc.) y fue director técnico de laEnciclopedia italiana.


GÉNERO  HUMANO Y SOCIEDAD  HUMANA 

Hasta aquí hemos hablado como si el género humaconstituyera una sola unidad, como si fuera un todo único y homogéneo. En realidad no es así. De la misma forma que en el mundo animal algunas especies se sostuvieron durante un cierto tiempo y luego se extinguieron, y mientras unasevolucionaron en una dirección otras lo hicieron en otra (por lo que Bergson parangonó laevolución de la vida como un haz de tall de largura diferente, que apuntan en diferentesdirecciones), de la misma manera en el mundo humano algunos grupos de hombres
hanevolucionado más, otros menos, algunos se han dispersado, otros han sobrevivido, algunos se hanin movilizado en formas primitivas de civilización, y otros se han orientado hacia formas de
civilización en desarrollo continuo. También en el mundo humano, tal como se nos presenta hoy, y prescindiendo de su historia evolución pasadas, hacemos una primera y burda distinción entre sociedades primitiva y sociedades civilizadas

. Dentro de un instante volveremos a ocuparnos de esta definición; pero por el momento nos interesa subrayar que las llamadas sociedades primitiva comprenden gruposhumanos diversos y desemejantes que tienen usos, costumbres y creencias diversas; y lo mismosucede con las llamadas sociedades civilizada entre las cuales advertimos profundas distinciones en los modos de vivir y las creencias (piénsese por ejemplo en la diferencia que hay entre losmundos cristiano, musulmán, hindú, chino, etcétera).Podemos expresar este hecho diciendo que cada grupo humano (primitivo o civilizado) tiene unacultura propia que le ha permitido sobrevivir. Por consiguiente, por cultura entenderemos elconjunto de técnicas, de uso, de producción y de comportamiento, mediante las cuales un grupo dehombres puede satisfacer sus necesidades, protegerse contra la hostilidad del ambiente físico y biológico y trabajar y convivir en una forma más o menos ordenada y pacífica. Se puede decir,asimismo, que una cultura es el conjunto, más o menos organizado y coherente, de los modos devida de un grupo humano; entendiendo por modos de vida lo ya dicho, es decir, las técnicas deuso, de producción y comportamiento. Las reglas que definen estas técnicas constituyen lo que sedenomina comúnmente usos, costumbres, creencias, ritos, ceremonias, etcétera.Incluso una costumbre en apariencia insignificante y banal como lo es un modo de saludar, esuna regla de conducta destinada a subrayar la actitud amistosa (o no hostil) de un hombre haciaotro. Las creencias, los ritos o las ceremonias mágicas de muchos pueblos primitivos se considerancomo reglas técnicas propias para conseguir ciertos resultados, por ejemplo, la lluvia o la cesaciónde un azote, de una epidemia, de la guerra, etc. En resumen, una cultura es el conjunto de lasfacultades y habilidades no puramente instintivas de que dispone un grupo de hombres paramantenerse vivo singular y colectivamente (es decir, como grupo).

CULTURA Y  EDUCACIÓN E l carácter más general y fundamental de una cultura es que debe ser aprendida, o sea, trasmitidaen alguna forma. Como sin su cultura un grupo humano no puede sobrevivir (a menos que asumauna cultura diversa, más o igualmente eficaz, caso en el que mutará concomitantemente sunaturaleza toda) es en interés del grupo que dicha cultura no se disperse ni se olvide, sino que setrasmita de las generaciones adultas a las más jóvenes a fin de que éstas se vuelvan igualmentehábiles para manejar los instrumentos culturales y hagan así posible que continúe la vida del grupo.


¿CUAL ES SU IDEA PRINCIPAL?

Hay una serie que tienen los acontecimientos de su pensamiento y de la carrera que definió su filosofía.

  • El descubrimiento del Idealismo real en su obra Teoría de la Ley de Pure
  • El favor político que sentía por la invasión de Libia y la entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial
  • La disputa con Benedetto Croce sobre la inevitabilidad histórica del fascismo.
  • Su papel como ministro de Educación
  • Su creencia de que el fascismo se podría hacer para estar al servicio de su pensamiento y la recopilación de influencia a través de la labor de estos estudiantes como Ugo Spirito.


¿CUAL ES SU MÉTODO DE ESTRATEGIA?





¿CUAL ES LA TEORÍA FILOSÓFICA SOBRE EDUCACIÓN?


Benedetto Croce escribió que los gentiles "... tiene el honor de haber sido el más riguroso neo-hegeliano en toda la historia de la filosofía occidental y el deshonor de haber sido el filósofo oficial del fascismo en Italia." Su base filosófica para el fascismo se basa en su comprensión de la ontología y la epistemología, en la que encontró justificación para el rechazo del individualismo, la aceptación del colectivismo, con el Estado como la ubicación definitiva de la autoridad y la lealtad a la que el individuo se encuentra en la concepción de individualidad ningún significado fuera del estado.
La relación conceptual entre el idealismo actual de Gentile y su fascismo no es evidente. La supuesta relación no parece ser uno de deducibilidad lógica. Idealismo real no implica una ideología fascista en sentido riguroso. Gentile, que gozaba de relaciones intelectuales fructíferas con Croce a partir de 1899 y en particular durante la editorial conjunta de La Critica, 1903/22, se rompió filosóficamente y políticamente de Croce en la década de 1920. Croce evalúa el desacuerdo filosófico en Una discussione tra amici filosofi en Conversazioni Critiche, II.
En última instancia, Gentile previó un orden social en el que los opuestos de todo tipo no debían considerarse como existente independientemente el uno del otro, que "lo público" y "lo privado" como amplias interpretaciones eran Actualmente falsa impuesta por todos los antiguos tipos de gobierno, entre ellos el capitalismo y el comunismo, y que sólo el Estado totalitario recíproca del sindicalismo corporativo, un estado fascista, podría derrotar a estos problemas que se hacen de reificar como una realidad externa que es, de hecho, a los gentiles, es sólo una realidad de pensar. Considerando que era común en la filosofía de la época de ver el tema condicional como abstracta y el objeto como el hormigón, Gentile postula lo contrario, que el sujeto es el hormigón y el objeto es una abstracción.
Gentil era un teórico filosófico notable de su época en toda Europa, ya que después de haber desarrollado el sistema de su "idealismo real" del idealismo, a veces llamado "actualismo. Fue sobre todo en el que sus ideas que se sujeta en la posición de una verdad que trasciende por encima de positivismo que llamó la atención, por la forma en que todos los sentidos sobre el mundo sólo tienen la forma de las ideas dentro de la mente de uno en un sentido real, a los gentiles, incluso la analogía entre la función y localización del cerebro físico con las funciones del cuerpo físico son una creación constante de la mente. Un ejemplo de idealismo actual en Teología es la idea de que aunque el hombre haya inventado el concepto de Dios, no hace que Dios sea menos real en ningún sentido posible en la medida en que no se presupone la existencia de la abstracción y, salvo en las cualidades de caso sobre lo que implica la existencia de hecho se presuponía. Benedetto Croce objetó que "acto puro" de Gentile es otra cosa que la voluntad de Schopenhauer.
Por lo tanto gentil propuso una forma de lo que él llamaba "inmanentismo absoluto" en el que lo divino era la actual concepción de la realidad en la totalidad de su pensamiento individuo como un proceso en evolución, creciente y dinámico. Muchas veces acusados de solipsismo, Gentile mantiene su filosofía de ser un humanismo que percibió la posibilidad de nada más allá de lo colligate en la percepción, el pensamiento humano del mismo, con el fin de comunicarse como la inmanencia es ser humano como a uno mismo, hizo una empatía coherente de el yo-mismo, sin una división externa, por lo que no se oponga a modelar como el propio pensamiento. Considerando que el solipsismo se sentiría atrapado en la realización de su soledad, actualismo rechaza tal privación y es una expresión de la libertad que sólo es posible dentro de contingencias objetivas, donde el yo trascendental, ni siquiera existe como un objeto, y la dialéctica co-sustanciación de otros necesarios para entender el yo empírico se sienten como otros verdaderos cuando encontró que la subjetividad unrelativistic de todo que yo y esencialmente unificado con el espíritu de tales ser superior in actu, donde otros pueden ser verdaderamente conocidos, en lugar de pensar como mónadas sin ventanas.
Filosofía inmanentista de Gentile fue divergente de los demás en que, si bien se puso el centro de la existencia y de toda la espiritualidad de la persona, que percibía la consecuencia de esto en el sentido de completa inmersión desinteresada y descenso al plano social en acción como la vanguardia más auténtica de la voluntad de un individuo así entendida, cuando se expresa con razón y puramente. Esto se debe a los gentiles la realidad social no era exterior al individuo, sino que era una extensión de la persona calificada por el hecho de que era la persona que reconoce la realidad social y todas sus implicaciones y las cualificaciones a través de ningún medio fuera de la mente de sí mismo. A pesar de que puede imaginar lo hace a través de sus sentidos, que son de nuevo sólo externa en la medida en que la mente aprehende internos que sean. Este acto constituye la totalidad de lo que representa el carácter externo, sigue siendo para los gentiles un producto único en el temor de que trasciende exterior bienestar. Si lo hace, en virtud de que tal aprehensión inmanente es lo que únicamente debe hacerse referencia al mantenimiento de la base de lo que parece ajena a la individual.
Gentil mantiene la necesidad de una oposición inteligente a la intelectualización de los sistemas en vigor, divorciada de la práctica, que se clasificaría 'abstracto' y por ello difícil de manejar si no es viable. A pesar de esta postura ha sido citado por su terminología como "anti-intelectualismo" que atribuye a que sigue siendo el factor de la inteligencia. "Inteligencia" El significado es, ya que penetra, y no es objeto, es decir, no como cuando en el tiempo "intelectual" de la palabra. En el sentido común de este término fuera de los gentiles interpretación muy analítico de la misma a su filosofía, la filosofía gentiles, de hecho, contiene todos los criterios en relación con comportándose de una posición favorable hacia tener actividades "intelectuales".
Gentil tomó la postura en contra de la psicología y el psicoanálisis que no se puede abstraer la fuente que crea su propia realidad circundante, como se hace por su propia filosofía, y que las observaciones empíricas de la antropología del comportamiento aparecer cierto porque empiricalism siempre se adhiere a sus propias leyes, ser un sistema cerrado es verdad dentro de su propio vacío considerado. En lugar de mirar hacia el exterior de la fuente de la propia mentalidad, Gentile sostuvo que las coloraciones sobre lo que los primeros manifiestos externos que se crean inicialmente en el mismo, y por lo tanto la externa es un producto de la psicología de uno y no al revés.
La teoría de los gentiles se puede considerar una forma extrema de la navaja de Occam, aunque puede parecer de sentido común para desafiar la Navaja de Occam de plano por el pensamiento complejo involucrado a relacionarse con su teoría. Sin embargo gentil deduce que el sentido común al considerar la realidad material era para él no filosófica, ya que no se auto-crítica de sus presupuestos sensoriales. Para Gentile, haciendo una categoría de pensamiento de su propia teoría desafió al convertirlo en objeto, ya que cualquier idea de la filosofía que no se mantienen en tema o verdaderamente 'real' no podría ser Idealismo real.
Una de sus obras más importantes es Genesi e Struttura della Società en la que sostiene que el individuo es una abstracción procedentes de análisis de la sociedad. Una de las consecuencias que extrae es que el Estado y el individuo son una y la misma, y que su división es un ejemplo de la abstracción formal. La obra fue escrita después de que Mussolini había sido depuesto por el Gran Consejo Fascista, pero antes de la proclamación del armisticio entre Italia y los aliados el 8 de septiembre de 1943 y la República de Sal el 14 de septiembre de 1943.







lunes, 13 de octubre de 2014

LA TRANSFORMACION DEL MONO EN HOMBRE

EL PAPEL DEL TRABAJO EN 
LA TRANSFORMACION DEL MONO EN HOMBRE[1]

El trabajo es la fuente de toda riqueza, afirman los especialistas en Economía política. Lo 
es, en efecto, a la par que la naturaleza, proveedora de los materiales que él convierte en 
riqueza. Pero el trabajo es muchísimo más que eso. Es la condición básica y fundamental de 
toda la vida humana. Y lo es en tal grado que, hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo 
ha creado al propio hombre. Hace muchos centenares de miles de años, en una época, aún no 
establecida definitivamente, de aquel período del desarrollo de la Tierra que los geólogos 
denominan terciario, probablemente a fines de este período, vivía en algún lugar de la zona 
tropical — quizás en un extenso continente hoy desaparecido en las profundidades del Océano 
Indico— una raza de monos antropomorfos extraordinariamente desarrollada. Darwin nos ha 
dado una descripción aproximada de estos antepasados nuestros. Estaban totalmente cubiertos 
de pelo, tenían barba, orejas puntiagudas, vivían en los árboles y formaban manadas[2]. 
Es de suponer que como consecuencia directa de su género de vida, por el que las manos, 
al trepar, tenían que desempeñar funciones distintas a las de los pies, estos monos se fueron 
acostumbrando a prescindir de ellas al caminar por el suelo y empezaron a adoptar más y más 
una posición erecta. Fue el paso decisivo para el tránsito del mono al hombre. 
Todos los monos antropomorfos que existen hoy día pueden permanecer en posición 
erecta y caminar apoyándose únicamente en sus pies; pero lo hacen sólo en caso de extrema 
necesidad y, además, con suma torpeza. Caminan habitualmente en actitud semierecta, y su 
marcha incluye el uso de las manos. La mayoría de estos monos apoyan en el suelo los nudillos 
y, encogiendo las piernas, hacen avanzar el cuerpo por entre sus largos brazos, como un cojo 
que camina con muletas. En general, aún hoy podemos observar entre los monos todas las 
formas de transición entre la marcha a cuatro patas y la marcha en posición erecta. Pero para 
ninguno de ellos ésta última ha pasado de ser un recurso circunstancial. 
Y puesto que la posición erecta había de ser para nuestros peludos antepasados primero 
una norma, y luego, una necesidad, de aquí se desprende que por aquel entonces las manos 
tenían que ejecutar funciones cada vez más variadas. Incluso entre los monos existe ya cierta 
división de funciones entre los pies y las manos. Como hemos señalado más arriba, durante la 
trepa las manos son utilizadas de distinta manera que los pies. Las manos sirven 
fundamentalmente para recoger y sostener los alimentos, como lo hacen ya algunos mamíferos 
inferiores con sus patas delanteras. Ciertos monos se ayudan de las manos para construir nidos 
en los árboles; y algunos, como el chimpancé, llegan a construir tejadillos entre las ramas, para 
defenderse de las inclemencias del tiempo. La mano les sirve para empuñar garrotes, con los 
que se defienden de sus enemigos, o para bombardear a éstos con frutos y piedras. Cuando se 
encuentran en la cautividad, realizan con las manos varias operaciones sencillas que copian de 
los hombres. Pero aquí es precisamente donde se ve cuán grande es la distancia que separa la 
mano primitiva de los monos, incluso la de los antropoides superiores, de la mano del hombre, 
perfeccionada por el trabajo durante centenares de miles de años. El número y la disposición 
general de los huesos y de los músculos son los mismos en el mono y en el hombre, pero la 
mano del salvaje más primitivo es capaz de ejecutar centenares de operaciones que no pueden 
ser realizadas por la mano de ningún mono. Ni una sola mano simiesca ha construido jamás un 
cuchillo de piedra, por tosco que fuese. 
Por eso, las funciones, para las que nuestros antepasados fueron adaptando poco a poco 
sus manos durante los muchos miles de años que dura el período de transición del mono al 
hombre, sólo pudieron ser, en un principio, funciones sumamente sencillas. Los salvajes más 
primitivos, incluso aquellos en los que puede presumirse el retorno a un estado más próximo a 
la animalidad, con una degeneración física simultánea, son muy superiores a aquellos seres del período de transición. Antes de que el primer trozo de sílex hubiese sido convertido en cuchillo 
por la mano del hombre, debió haber pasado un período de tiempo tan largo que, en 
comparación con él, el período histórico conocido por nosotros resulta insignificante. Pero se 
había dado ya el paso decisivo: la mano era libre y podía adquirir ahora cada vez más destreza 
y habilidad; y ésta mayor flexibilidad adquirida se transmitía por herencia y se acrecía de 
generación en generación. 
Vemos, pues, que la mano no es sólo el órgano del trabajo; es también producto de él. 
Únicamente por el trabajo, por la adaptación a nuevas y nuevas funciones, por la transmisión 
hereditaria del perfeccionamiento especial así adquirido por los músculos, los ligamentos y, en 
un período más largo, también por los huesos, y por la aplicación siempre renovada de estas 
habilidades heredadas a funciones nuevas y cada vez más complejas, ha sido como la mano del 
hombre ha alcanzado ese grado de perfección que la ha hecho capaz de dar vida, como por arte 
de magia, a los cuadros de Rafael, a las estatuas de Thorwaldsen y a la música de Paganini. 
Pero la mano no era algo con existencia propia e independiente. Era únicamente un 
miembro de un organismo entero y sumamente complejo. Y lo que beneficiaba a la mano 
beneficiaba también a todo el cuerpo servido por ella; y lo beneficiaba en dos aspectos. 
Primeramente, en virtud de la ley que Darwin llamó de la correlación del crecimiento. 
Según ésta ley, ciertas formas de las distintas partes de los seres orgánicos siempre están 
ligadas a determinadas formas de otras partes, que aparentemente no tienen ninguna relación 
con las primeras. Así, todos los animales que poseen glóbulos rojos sin núcleo y cuyo occipital 
está articulado con la primera vértebra por medio de dos cóndilos, poseen, sin excepción, 
glándulas mamarias para la alimentación de sus crías. Así también, la pezuña hendida de ciertos 
mamíferos va ligada por regla general a la presencia de un estómago multilocular adaptado a la 
rumia. Las modificaciones experimentadas por ciertas formas provocan cambios en la forma de 
otras partes del organismo, sin que estemos en condiciones de explicar tal conexión. Los gatos 
totalmente blancos y de ojos azules son siempre o casi siempre sordos. El perfeccionamiento 
gradual de la mano del hombre y la adaptación concomitante de los pies a la marcha en 
posición erecta repercutieron indudablemente, en virtud de dicha correlación, sobre otras partes 
del organismo. Sin embargo, ésta acción aún está tan poco estudiada que aquí no podemos más 
que señalarla en términos generales. 
Mucho más importante es la reacción directa —posible de demostrar— del desarrollo de 
la mano sobre el resto del organismo. Como ya hemos dicho, nuestros antepasados simiescos 
eran animales que vivían en manadas; evidentemente, no es posible buscar el origen del 
hombre, el más social de los animales, en unos antepasados inmediatos que no viviesen 
congregados. Con cada nuevo progreso, el dominio sobre la naturaleza, que comenzara por el 
desarrollo de la mano, con el trabajo, iba ampliando los horizontes del hombre, haciéndole 
descubrir constantemente en los objetos nuevas propiedades hasta entonces desconocidas. Por 
otra parte, el desarrollo del trabajo, al multiplicar los casos de ayuda mutua y de actividad 
conjunta, y al mostrar así las ventajas de ésta actividad conjunta para cada individuo, tenía que 
contribuir forzosamente a agrupar aún más a los miembros de la sociedad. En resumen, los 
hombres en formación llegaron a un punto en que tuvieron necesidad de decirse algo los unos a 
los otros. La necesidad creó el órgano: la laringe poco desarrollada del mono se fue 
transformando, lenta pero firmemente, mediante modulaciones que producían a su vez 
modulaciones más perfectas, mientras los órganos de la boca aprendían poco a poco a 
pronunciar un sonido articulado tras otro. 
La comparación con los animales nos muestra que ésta explicación del origen del 
lenguaje a partir del trabajo y con el trabajo es la única acertada. Lo poco que los animales, 
incluso los más desarrollados, tienen que comunicarse los unos a los otros puede ser 
transmitido sin el concurso de la palabra articulada. Ningún animal en estado salvaje se siente perjudicado por su incapacidad de hablar o de comprender el lenguaje humano. Pero la 
situación cambia por completo cuando el animal ha sido domesticado por el hombre. El 
contacto con el hombre ha desarrollado en el perro y en el caballo un oído tan sensible al 
lenguaje articulado, que estos animales pueden, dentro del marco de sus representaciones, 
llegar a comprender cualquier idioma. Además, pueden llegar a adquirir sentimientos 
desconocidos antes por ellos, como son el apego al hombre, el sentimiento de gratitud, etc. 
Quien conozca bien a estos animales, difícilmente podrá escapar a la convicción de que, en 
muchos casos, ésta incapacidad de hablar es experimentada ahora por ellos como un defecto. 
Desgraciadamente, este defecto no tiene remedio, pues sus órganos vocales se hallan demasiado 
especializados en determinada dirección. Sin embargo, cuando existe un órgano apropiado, ésta 
incapacidad puede ser superada dentro de ciertos límites. Los órganos bucales de las aves se 
distinguen en forma radical de los del hombre, y, sin embargo, las aves son los únicos animales 
que pueden aprender a hablar; y el ave de voz más repulsiva, el loro, es la que mejor habla. Y 
no importa que se nos objete diciéndonos que el loro no entiende lo que dice. Claro está que por 
el solo gusto de hablar y por sociabilidad con los hombres el loro puede estar repitiendo horas y 
horas todo su vocabulario. Pero, dentro del marco de sus representaciones, puede también llegar 
a comprender lo que dice. Enseñad a un loro a decir palabrotas, de modo que llegue a tener una 
idea de su significación (una de las distracciones favoritas de los marineros que regresan de las 
zonas cálidas), y veréis muy pronto que en cuanto lo irritáis hace uso de esas palabrotas con la 
misma corrección que cualquier verdulera de Berlín. Y lo mismo ocurre con la petición de 
golosinas. 
Primero el trabajo, luego y con él la palabra articulada, fueron los dos estímulos 
principales bajo cuya influencia el cerebro del mono se fue transformando gradualmente en 
cerebro humano, que, a pesar de toda su similitud, lo supera considerablemente en tamaño y en 
perfección. Y a medida que se desarrollaba el cerebro, desarrollábanse también sus 
instrumentos más inmediatos: los órganos de los sentidos. De la misma manera que el 
desarrollo gradual del lenguaje va necesariamente acompañado del correspondiente 
perfeccionamiento del órgano del oído, así también el desarrollo general del cerebro va ligado 
al perfeccionamiento de todos los órganos de los sentidos. La vista del águila tiene mucho más 
alcance que la del hombre, pero el ojo humano percibe en las cosas muchos más detalles que el 
ojo del águila. El perro tiene un olfato mucho más fino que el hombre, pero no puede captar ni 
la centésima parte de los olores que sirven a éste de signos para diferenciar cosas distintas. Y el 
sentido del tacto, que el mono posee a duras penas en la forma más tosca y primitiva, se ha ido 
desarrollando únicamente con el desarrollo de la propia mano del hombre, a través del trabajo. 
El desarrollo del cerebro y de los sentidos a su servicio, la creciente claridad de 
conciencia, la capacidad de abstracción y de discernimiento cada vez mayores, reaccionaron a 
su vez sobre el trabajo y la palabra, estimulando más y más su desarrollo. Cuando el hombre se 
separa definitivamente del mono, este desarrollo no cesa ni mucho menos, sino que continúa, 
en distinto grado y en distintas direcciones entre los distintos pueblos y en las diferentes épocas, 
interrumpido incluso a veces por regresiones de carácter local o temporal, pero avanzando en su 
conjunto a grandes pasos, considerablemente impulsado y, a la vez, orientado en un sentido 
más preciso por un nuevo elemento que surge con la aparición del hombre acabado: la 
sociedad. 
Seguramente hubieron de pasar centenares de miles de años—que en la historia de la 
Tierra tienen menos importancia que un segundo en la vida de un hombre[*]— antes de que la 
sociedad humana surgiese de aquellas manadas de monos que trepaban por los árboles. Pero, al 
fin y al cabo, surgió. ¿Y qué es lo que volvemos a encontrar como signo distintivo entre la 
manada de monos y la sociedad humana? Otra vez el trabajo. La manada de monos se 
contentaba con devorar los alimentos de un área que determinaban las condiciones geográficas 
o la resistencia de las manadas vecinas. Trasladábase de un lugar a otro y entablaba luchas con 
otras manadas para conquistar nuevas zonas de alimentación: pero era incapaz de extraer de 
estas zonas más de lo que la naturaleza buenamente le ofrecía, si exceptuamos la acción inconsciente de la manada, al abonar el suelo con sus excrementos. Cuando fueron ocupadas 
todas las zonas capaces de proporcionar alimento, el crecimiento de la población simiesca fue 
ya imposible; en el mejor de los casos el número de sus animales podía mantenerse al mismo 
nivel. Pero todos los animales son unos grandes despilfarradores de alimentos; además, con 
frecuencia destruyen en germen la nueva generación de reservas alimenticias. A diferencia del 
cazador, el lobo no respeta la cabra montés que habría de proporcionarle cabritos al año 
siguiente; las cabras de Grecia, que devoran los jóvenes arbustos antes de que puedan 
desarrollarse, han dejado desnudas todas las montañas del país. Esta «explotación rapaz» 
llevada a cabo por los animales desempeña un gran papel en la transformación gradual de las 
especies, al obligarlas a adaptarse a unos alimentos que no son los habituales para ellas, con lo 
que cambia la composición química de su sangre y se modifica poco a poco toda la constitución 
física del animal; las especies ya plasmadas desaparecen. No cabe duda de que ésta explotación 
rapaz contribuyó en alto grado a la humanización de nuestros antepasados, pues amplió el 
número de plantas y las partes de éstas utilizadas en la alimentación por aquella raza de monos 
que superaba con ventaja a todas las demás en inteligencia y en capacidad de adaptación. En 
una palabra, la alimentación, cada vez más variada, aportaba al organismo nuevas y nuevas 
substancias, con lo que fueron creadas las condiciones químicas para la transformación de estos 
monos en seres humanos. Pero todo esto no era trabajo en el verdadero sentido de la palabra. El 
trabajo comienza con la elaboración de instrumentos. ¿Y qué son los instrumentos más 
antiguos, si juzgamos por los restos que nos han llegado del hombre prehistórico, por el género 
de vida de los pueblos más antiguos que
[*] Sir William Thomson, autoridad de primer orden en la materia calculó que ha debido 
transcurrir poco más de cien millones de años desde el momento en que la Tierra se enfrió lo suficiente 
para que en ella pudieran vivir las plantas y los animales. 
registra la historia, así como por el de los salvajes actuales más primitivos? Son 
instrumentos de caza y de pesca; los primeros utilizados también como armas. Pero la caza y la 
pesca suponen el tránsito de la alimentación exclusivamente vegetal a la alimentación mixta, lo 
que significa un nuevo paso de suma importancia en la transformación del mono en hombre. El 
consumo de carne ofreció al organismo, en forma casi acabada, los ingredientes más esenciales 
para su metabolismo. Con ello acortó el proceso de la digestión y otros procesos de la vida 
vegetativa del organismo (es decir, los procesos análogos a los de la vida de los vegetales), 
ahorrando así tiempo, materiales y estímulos para que pudiera manifestarse activamente la vida 
propiamente animal. Y cuanto más se alejaba el hombre en formación del reino vegetal, más se 
elevaba sobre los animales. De la misma manera que el hábito a la alimentación mixta convirtió 
al gato y al perro salvajes en servidores del hombre, así también el hábito a combinar la carne 
con la dieta vegetal contribuyó poderosamente a dar fuerza física e independencia al hombre en 
formación. Pero donde más se manifestó la influencia de la dieta cárnea fue en el cerebro, que 
recibió así en mucha mayor cantidad que antes las substancias necesarias para su alimentación 
y desarrollo, con lo que su perfeccionamiento fue haciéndose mayor y más rápido de 
generación en generación. Debemos reconocer —y perdonen los señores vegetarianos— que no 
ha sido sin el consumo de la carne como el hombre ha llegado a ser hombre; y el hecho de que, 
en una u otra época de la historia de todos los pueblos conocidos, el empleo de la carne en la 
alimentación haya llevado al canibalismo (aún en el siglo X, los antepasados de los berlineses, 
los veletabos o vilzes, solían devorar a sus progenitores) es una cuestión que no tiene hoy para 
nosotros la menor importancia. 
El consumo de carne en la alimentación significó dos nuevos avances de importancia 
decisiva: el uso del fuego y la domesticación de animales. El primero redujo aún más el proceso 
de la digestión, ya que permitía llevar a la boca comida, como si dijéramos, medio digerida; el 
segundo multiplicó las reservas de carne, pues ahora, a la par con la caza, proporcionaba una 
nueva fuente para obtenerla en forma más regular. La domesticación de animales también 
proporcionó, con la leche y sus derivados, un nuevo alimento, que en cuanto a composición era 
por lo menos del mismo valor que la carne. Así, pues, estos dos adelantos se convirtieron directamente para el hombre en nuevos medios de emancipación. No podemos detenernos aquí 
a examinar en detalle sus consecuencias indirectas, a pesar de toda la importancia que hayan 
podido tener para el desarrollo del hombre y de la sociedad, pues tal examen nos apartaría 
demasiado de nuestro tema. 
El hombre, que había aprendido a comer todo lo comestible, aprendió también, de la 
misma manera, a vivir en cualquier clima. Se extendió por toda la superficie habitable de la 
Tierra siendo el único animal capaz de hacerlo por propia iniciativa. Los demás animales que se 
han adaptado a todos los climas —los animales domésticos y los insectos parásitos— no lo 
lograron por sí solos, sino únicamente siguiendo al hombre. Y el paso del clima uniformemente 
cálido de la patria original, a zonas más frías donde el año se dividía en verano e invierno, creó 
nuevas necesidades, al obligar al hombre a buscar habitación y a cubrir su cuerpo para 
protegerse del frío y de la humedad. Así surgieron nuevas esferas de trabajo y, con ellas, nuevas 
actividades que fueron apartando más y más al hombre de los animales. 
Gracias a la cooperación de la mano, de los órganos del lenguaje y del cerebro, no sólo 
en cada individuo, sino también en la sociedad, los hombres fueron aprendiendo a ejecutar 
operaciones cada vez más complicadas, a plantearse y a alcanzar objetivos cada vez más 
elevados. El trabajo mismo se diversificaba y perfeccionaba de generación en generación 
extendiéndose cada vez a nuevas actividades. A la caza y a la ganadería vino a sumarse la 
agricultura, y más tarde el hilado y el tejido, el trabajo de los metales, la alfarería y la 
navegación. Al lado del comercio y de los oficios aparecieron, finalmente, las artes y las 
ciencias; de las tribus salieron las naciones y los Estados. Se desarrollaron el Derecho y la 
Política, y con ellos el reflejo fantástico de las cosas humanas en la mente del hombre: la 
religión. Frente a todas estas creaciones, que se manifestaban en primer término como 
productos del cerebro y parecían dominar las sociedades humanas, las producciones más 
modestas, fruto del trabajo de la mano, quedaron relegadas a segundo plano, tanto más cuanto 
que en una fase muy temprana del desarrollo de la sociedad (por ejemplo, ya en la familia 
primitiva), la cabeza que planeaba el trabajo era ya capaz de obligar a manos ajenas a realizar el 
trabajo proyectado por ella. El rápido progreso de la civilización fue atribuido exclusivamente a 
la cabeza, al desarrollo y a la actividad del cerebro. Los hombres se acostumbraron a explicar 
sus actos por sus pensamientos, en lugar de buscar ésta explicación en sus necesidades 
(reflejadas, naturalmente, en la cabeza del hombre, que así cobra conciencia de ellas). Así fue 
cómo, con el transcurso del tiempo, surgió esa concepción idealista del mundo que ha 
dominado el cerebro de los hombres, sobre todo desde la desaparición del mundo antiguo, y 
que todavía lo sigue dominando hasta el punto de que incluso los naturalistas de la escuela 
darviniana más allegados al materialismo son aún incapaces de formarse una idea clara acerca 
del origen del hombre, pues esa misma influencia idealista les impide ver el papel desempeñado 
aquí por el trabajo. 
Los animales, como ya hemos indicado de pasada, también modifican con su actividad la 
naturaleza exterior, aunque no en el mismo grado que el hombre; y estas modificaciones 
provocadas por ellos en el medio ambiente repercuten, como hemos visto, en sus originadores, 
modificándolos a su vez. En la naturaleza nada ocurre en forma aislada. Cada fenómeno afecta 
a otro y es, a su vez, influenciado por éste; y es generalmente el olvido de este movimiento y de 
ésta interacción universal lo que impide a nuestros naturalistas percibir con claridad las cosas 
más simples. Ya hemos visto cómo las cabras han impedido la repoblación de los bosques en 
Grecia; en Santa Elena, las cabras y los cerdos desembarcados por los primeros navegantes 
llegados a la isla exterminaron casi por completo la vegetación allí existente, con lo que 
prepararon el suelo para que pudieran multiplicarse las plantas llevadas más tarde por otros 
navegantes y colonizadores. Pero la influencia duradera de los animales sobre la naturaleza que 
los rodea es completamente involuntaria y constituye, por lo que a los animales se refiere, un 
hecho accidental. Pero cuanto más se alejan los hombres de los animales, más adquiere su 
influencia sobre la naturaleza el carácter de una acción intencional y planeada, cuyo fin es 
lograr objetivos proyectados de antemano. Los animales destrozan la vegetación del lugar sin darse cuenta de lo que hacen. Los hombres, en cambio, cuando destruyen la vegetación lo 
hacen con el fin de utilizar la superficie que queda libre para sembrar cereales, plantar árboles o 
cultivar la vid, conscientes de que la cosecha que obtengan superará varias veces lo sembrado 
por ellos. El hombre traslada de un país a otro plantas útiles y animales domésticos 
modificando así la flora y la fauna de continentes enteros. Más aún; las plantas y los animales, 
cultivadas aquéllas y criados éstos en condiciones artificiales, sufren tales modificaciones bajo 
la influencia de la mano del hombre que se vuelven irreconocibles. Hasta hoy día no han sido 
hallados aún los antepasados silvestres de nuestros cultivos cerealistas. Aún no ha sido resuelta 
la cuestión de saber cuál es el animal que ha dado origen a nuestros perros actuales, tan 
distintos unos de otros, o a las actuales razas de caballos, también tan numerosas. 
Por lo demás, de suyo se comprende que no tenemos la intención de negar a los animales 
la facultad de actuar en forma planificada, de un modo premeditado. Por el contrario, la acción 
planificada existe en germen dondequiera que el protoplasma —la albúmina viva— exista y 
reaccione, es decir, realice determinados movimientos, aunque sean los más simples, en 
respuesta a determinados estímulos del exterior. Esta reacción se produce, no digamos ya en la 
célula nerviosa, sino incluso cuando aún no hay célula de ninguna clase. El acto mediante el 
cual las plantas insectívoras se apoderan de su presa, aparece también, hasta cierto punto, como 
un acto planeado, aunque se realice de un modo totalmente inconsciente. La facultad de realizar 
actos conscientes y premeditados se desarrolla en los animales en correspondencia con el 
desarrollo del sistema nervioso, y adquiere ya en los mamíferos un nivel bastante elevado. 
Durante la caza inglesa de la zorra puede observarse siempre la infalibilidad con que la zorra 
utiliza su perfecto conocimiento del lugar para ocultarse a sus perseguidores, y lo bien que 
conoce y sabe aprovechar todas las ventajas del terreno para despistarlos. Entre nuestros 
animales domésticos, que han llegado a un grado más alto de desarrollo gracias a su 
convivencia con el hombre, pueden observarse a diario actos de astucia, equiparables a los de 
los niños, pues lo mismo que el desarrollo del embrión humano en el claustro materno es una 
repetición abreviada de toda la historia del desarrollo físico seguido a través de millones de 
años por nuestros antepasados del reino animal, a partir del gusano, así también el desarrollo 
mental del niño representa una repetición, aún más abreviada, del desarrollo intelectual de esos 
mismos antepasados, en todo caso de los menos remotos. Pero ni un solo acto planificado de 
ningún animal ha podido imprimir en la naturaleza el sello de su voluntad. Sólo el hombre ha 
podido hacerlo. 
Resumiendo: lo único que pueden hacer los animales es utilizar la naturaleza exterior y 
modificarla por el mero hecho de su presencia en ella. El hombre, en cambio, modifica la 
naturaleza y la obliga así a servirle, la domina. Y ésta es, en última instancia, la diferencia 
esencial que existe entre el hombre y los demás animales, diferencia que, una vez más, viene a 
ser efecto del trabajo[*]. 
Sin embargo, no nos dejemos llevar del entusiasmo ante nuestras victorias sobre la 
naturaleza. Después de cada una de estas victorias, la naturaleza toma su venganza. Bien es 
verdad que las primeras consecuencias de estas victorias son las previstas por nosotros, pero en 
segundo y en tercer lugar aparecen unas consecuencias muy distintas, totalmente imprevistas y 
que, a menudo, anulan las primeras. Los hombres que en Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y 
otras regiones talaban los bosques para obtener tierra de labor, ni siquiera podían imaginarse 
que, al eliminar con los bosques los centros de acumulación y reserva de humedad, estaban 
sentando las bases de la actual aridez de esas tierras. Los italianos de los Alpes, que talaron en 
las laderas meridionales los bosques de pinos, conservados con tanto celo en las laderas 
septentrionales, no tenía idea de que con ello destruían las raíces de la industria lechera en su 
región; y mucho menos podían prever que, al proceder así, dejaban la mayor parte del año sin 
agua sus fuentes de montaña, con lo que les permitían, al llegar el período de las lluvias, 
vomitar con tanta mayor furia sus torrentes sobre la planicie. Los que difundieron el cultivo de 
la patata en Europa no sabían que con este tubérculo farináceo difundían a la vez la 
escrofulosis. Así, a cada paso, los hechos nos recuerdan que nuestro dominio sobre la naturaleza no se parece en nada al dominio de un conquistador sobre el pueblo conquistado, que 
no es el dominio de alguien situado fuera de la naturaleza, sino que nosotros, por nuestra carne, 
nuestra sangre y nuestro cerebro, pertenecemos a la naturaleza, nos encontramos en su seno, y 
todo nuestro dominio sobre ella consiste en que, a diferencia de los demás seres, somos capaces 
de conocer sus leyes y de aplicarlas adecuadamente.
En efecto, cada día aprendemos a comprender mejor las leyes de la naturaleza y a 
conocer tanto los efectos inmediatos como las consecuencias remotas de nuestra intromisión en 
el curso natural de su desarrollo. Sobre todo después de los grandes progresos logrados en este 
siglo por las Ciencias Naturales, nos hallamos en condiciones de prever, y, por tanto, de 
controlar cada vez mejor las remotas consecuencias naturales de nuestros actos en la 
producción, por lo menos de los más corrientes. Y cuanto más sea esto una realidad, más 
sentirán y comprenderán los hombres su unidad con la naturaleza, y más inconcebible será esa 
idea absurda y antinatural de la antítesis entre el espíritu y la materia, el hombre y la naturaleza, 
el alma y el cuerpo, idea que empieza a difundirse por Europa a raíz de la decadencia de la 
antigüedad clásica y que adquiere su máximo desenvolvimiento en el cristianismo. 
Mas, si han sido precisos miles de años para que el hombre aprendiera en cierto grado a 
prever las remotas consecuencias naturales de sus actos dirigidos a la producción, mucho más 
le costó aprender a calcular las remotas consecuencias sociales de esos mismos actos. Ya 
hemos hablado más arriba de la patata y de sus consecuencias en cuanto a la difusión de la 
escrofulosis: Pero, ¿qué importancia puede tener la escrofulosis comparada con los efectos que 
sobre las condiciones de vida de las masas del pueblo de países enteros ha tenido la reducción 
de la dieta de los trabajadores a simples patatas, con el hambre que se extendió en 1847 por 
Irlanda a consecuencia de una enfermedad de este tubérculo, y que llevó a la tumba a un millón 
de irlandeses que se alimentaban exclusivamente o casi exclusivamente de patatas y obligó a 
emigrar allende el océano a otros dos millones? Cuando los árabes aprendieron a destilar el 
alcohol, ni siquiera se les ocurrió pensar que habían creado una de las armas principales con 
que habría de ser exterminada la población indígena del continente americano, aún 
desconocido, en aquel entonces. Y cuando Colón descubrió más tarde América, no sabía que a 
la vez daba nueva vida a la esclavitud, desaparecida desde hacía mucho tiempo en Europa, y 
sentaba las bases de la trata de negros. Los hombres que en los siglos XVII y XVIII trabajaron 
para crear la máquina de vapor, no sospechaban que estaban creando un instrumento que habría 
de subvertir, más que ningún otro, las condiciones sociales en todo el mundo, y que, sobre todo 
en Europa, al concentrar la riqueza en manos de una minoría y al privar de toda propiedad a la 
inmensa mayoría de la población, habría de proporcionar primero el dominio social y político a 
la burguesía y provocar después la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, lucha 
que sólo puede terminar con el derrocamiento de la burguesía y la abolición de todos los 
antagonismos de clase. Pero también aquí, aprovechando una experiencia larga, y a veces cruel, 
confrontando y analizando los materiales proporcionados por la historia, vamos aprendiendo 
poco a poco a conocer las consecuencias sociales indirectas y más remotas de nuestros actos en 
la producción, lo que nos permite extender también a estas consecuencias nuestro dominio y 
nuestro control. 
Sin embargo, para llevar a cabo este control se requiere algo más que el simple 
conocimiento. Hace falta una revolución que transforme por completo el modo de producción 
existente hasta hoy día y, con él, el orden social vigente. 
Todos los modos de producción que han existido hasta el presente sólo buscaban el 
efecto útil del trabajo en su forma más directa e inmediata. No hacían el menor caso de las 
consecuencias remotas, que sólo aparecen más tarde y cuyo efecto se manifiesta únicamente 
gracias a un proceso de repetición y acumulación gradual. La primitiva propiedad comunal de 
la tierra correspondía, por un lado, a un estado de desarrollo de los hombres en el que el 
horizonte de éstos quedaba limitado, por lo general, a las cosas más inmediatas, y presuponía, por otro lado, cierto excedente de tierras libres, que ofrecía cierto margen para neutralizar los 
posibles resultados adversos de ésta economía positiva. Al agotarse el excedente de tierras 
libres, comenzó la decadencia de la propiedad comunal. Todas las formas más elevadas de 
producción que vinieron después condujeron a la división de la población en clases diferentes 
y, por tanto, al antagonismo entre las clases dominantes y las clases oprimidas. En 
consecuencia, los intereses de las clases dominantes se convirtieron en el elemento propulsor de 
la producción, en cuanto ésta no se limitaba a mantener bien que mal la mísera existencia de los 
oprimidos. Donde esto halla su expresión más acabada es en el modo de producción capitalista 
que prevalece hoy en la Europa Occidental. Los capitalistas individuales, que dominan la 
producción y el cambio, sólo pueden ocuparse de la utilidad más inmediata de sus actos. Más 
aún; incluso ésta misma utilidad —por cuanto se trata de la utilidad de la mercancía producida 
o cambiada— pasa por completo a segundo plano, apareciendo como único incentivo la 
ganancia obtenida en la venta. 
* * *
La ciencia social de la burguesía, la Economía Política clásica, sólo se ocupa 
preferentemente de aquellas consecuencias sociales que constituyen el objetivo inmediato de 
los actos realizados por los hombres en la producción y el cambio. Esto corresponde 
plenamente al régimen social cuya expresión teórica es esa ciencia. Por cuanto los capitalistas 
aislados producen o cambian con el único fin de obtener beneficios inmediatos, sólo pueden ser 
tenidos en cuenta, primeramente, los resultados más próximos y más inmediatos. Cuando un 
industrial o un comerciante vende la mercancía producida o comprada por él y obtiene la 
ganancia habitual, se da por satisfecho y no le interesa lo más mínimo lo que pueda ocurrir 
después con esa mercancía y su comprador. Igual ocurre con las consecuencias naturales de 
esas mismas acciones. Cuando en Cuba los plantadores españoles quemaban los bosques en las 
laderas de las montañas para obtener con la ceniza un abono que sólo les alcanzaba para 
fertilizar una generación de cafetos de alto rendimiento, ¡poco les importaba que las lluvias 
torrenciales de los trópicos barriesen la capa vegetal del suelo, privada de la protección de los 
árboles, y no dejasen tras sí más que rocas desnudas! Con el actual modo de producción, y por 
lo que respecta tanto a las consecuencias naturales como a las consecuencias sociales de los 
actos realizados por los hombres, lo que interesa preferentemente son sólo los primeros 
resultados, los más palpables. Y luego hasta se manifiesta extrañeza de que las consecuencias 
remotas de las acciones que perseguían esos fines resulten ser muy distintas y, en la mayoría de 
los casos, hasta diametralmente opuestas; de que la armonía entre la oferta y la demanda se 
convierta en su antípoda, como nos lo demuestra el curso de cada uno de esos ciclos 
industriales de diez años, y como han podido convencerse de ello los que con el «crac»[3]han 
vivido en Alemania un pequeño preludio; de que la propiedad privada basada en el trabajo de 
uno mismo se convierta necesariamente, al desarrollarse, en la desposesión de los trabajadores 
de toda propiedad, mientras toda la riqueza se concentra más y más en manos de los que no 
trabajan; de que [...][*].Aquí se interrumpe el manuscrito. (N. de la Edit.)
Escrito por Engels en 1876. NOTAS[1] El presente artículo fue ideado inicialmente como 
introducción a un trabajo más extenso denominado Tres formas fundamentales de esclavización. Pero, 
visto que el propósito no se cumplía, Engels acabó por dar a la introducción el título El papel del trabajo 
en el proceso de transformación del mono en hombre. Engels explica en ella el papel decisivo del trabajo, 
de la producción de instrumentos, en la formación del tipo físico del hombre y la formación de la 
sociedad humana, mostrando que, a partir de un antepasado parecido al mono, como resultado de un largo
proceso histórico, se desarrolló un ser cualitativamente distinto, el hombre. Lo más probable es que el 
artículo haya sido escrito en junio de 1876.- 66 
[2] Véase el libro de C. Darwin The Descent of Man and Selection in Relation to Sex («El origen del 
hombre y la selección sexual»), publicado en Londres en 1871.- 66 
[3]Trátase de la crisis económica mundial de 1873. En Alemania, la crisis comenzó con una «grandiosa 
bancarrota» en mayo de 1873, preludio de la crisis que duró hasta fines de los años 70.- 79